Los suv compactos se han llegado a convertir en un auténtico fenómeno de masas. Con una tecnología cada vez más depurada, mecánicas más eficientes y una conducción muy cercana a la de un turismo, en los últimos años han sido una verdadera revolución. Entre los SUV rendidos al asfalto, podemos destacar el Mazda CX-5 y el Audi Q3, pero con alguna que otra diferencia entre ellos. He aquí la primera y clara diferencia, afrontar un camino muy roto puede suponer un problema con el Audi, mientras que su rival, el Mazda CX-5, pasará sin complicación alguna. Pero eso sí, si el camino está embarrado, atención a ambos modelos, porque estas versiones son las más básicas desde la perspectiva mecánica ya que cuentan con tracción solo al eje delantero y motor turbodiésel de 150 CV. Una combinación muy recomendable si no vas a salir del asfalto y tampoco tienes una familia muy amplia. En relación con el Q3, cuenta con una longitud total de 4,39 m, y el espacio de detrás no abunda. Mientras que El Mazda CX-5 cuenta con una longitud de 4,55 m. Los centímetros de más con los que cuenta el CX-5 en altura, se transmite en un espacio mucho más desahogado tanto en las plazas delanteras como traseras. Y si bien el maletero cuenta con una capacidad muy pareja con todos los asientos en su sitio, la clara diferencia viene al abatir la segunda fila, dada la mayor altura y anchura interior del vehículo, por lo que a la larga cabe mucho más carga o equipaje. Esta clara diferencia de medidas entre ambos modelos, se pueden comprobar yendo al volante, ya que el Q3 es como si condujeras un turismo un poquito alto mientras que el CX-5 transmite la sensación de todoterreno.